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La infancia de Bernardo de Gálvez en las Islas Canarias

Bernardo de Gálvez pasó parte de su infancia la pasó en Tenerife. Su ayuda fue decisiva en las campañas contra los británicos durante la Guerra de la Independencia, entre 1776 y 1783. En 1785 se fue virrey de Nueva España, actual México.

Matías de Gálvez

Matías de Gálvez

Bernardo de Gálvez llego a las islas con su padre, Matías de Gálvez, que se trasladó a vivir a Tenerife junto a su mujer, Josefa Gallardo, en 1757. Bernardo llego con ellos a Tenerife con tan solo 11 años y allí permaneció hasta 1762, cuando su tío José de Gálvez lo reclamó para iniciar su vida militar.

En 1778,  el hermano pequeño de su padre, José de Gálvez, era ministro de Indias y la persona de confianza de Carlos III para su imperio americano. Por lo que Matías viajó a Centroamérica donde combatió y expulsó a los británicos.

Pero lo más significativo fue el traslado de numerosos soldados canarios para dotar los batallones españoles en la Luisiana y su poblamiento por orden de José de Gálvez. Por lo que los Gálvez fueron los primeros en establecer asentamientos de canarios en Norteamérica.

Después de la guerra de 1783, Matías fue nombrado Virrey de Nueva España hasta su prematura muerte un año más tarde. Mientras, Bernardo de Gálvez, siendo conde de Galveston conoció la grave enfermedad de su padre. De regreso, como siempre hacía, fué a Tenerife recibiendo el reconocimiento del pueblo y de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Tenerife.

Ese mismo año, los canarios ya conocían la feliz noticia del nombramiento y no dudaron en hacérselo saber. Desde México escribió Bernardo de Gálvez a Tenerife el 26 de diciembre de 1785 para agradecer a su buen amigo y tocayo, Bernardo Cólogan Valois, su apoyo y amistad.

En esos días Bernardo tuvo tiempo tuvo para saludar a sus amigos e irse con lo más preciado de la isla: sus vinos, de los que recibió 4 barriles. Cuando llegó a La Habana, recibió la noticia de la muerte de su padre y convirtiéndose en 1785 en el nuevo virrey de Nueva España.

En la carta, Bernardo de Gálvez afirma que «en todas disposiciones me hallará siempre dispuesto a complacerle en cuanto dependiese de mis facultades. Por supuesto hasta donde ellas me lo permitan no dejaré de atender a todos los isleños» y agrega: «Estoy bien satisfecho de que en lo general me la profesan en esa isla (Tenerife), y así tampoco dudo que los contertulianos de vuestra merced se distinguiesen en el júbilo al saber la última gracia que debí a la piedad del Rey, y vuestra merced les dará muchas en mi nombre».